“Cuando huí de México, llevándome en la cajuela del automóvil todo el material de mi película La Montaña Sagrada, (las autoridades me amenazaban con quemar los negativos si no accedía a cortar mas del 40% de las imágenes), y me refugié en New York –donde realicé el montaje-, comencé por la angustia, cada noche a sudar de tal modo, que empapaba unas ocho camisetas. Esto me
impedía dormir… Un amigo me dio la dirección de un médico, en el barrio chino. Era un sabio que no sólo ejercía la medicina, sino también la música, la poesía, y las artes marciales …Sus consultaciones eran gratuitas.. Me senté frente a él, me observó un largo momento con sus ojos rasgados, y, de pronto, me preguntó: ¿Cuál es su finalidad en la vida?
Me sorprendí. “No vengo a tener una conversación filosófica. Vengo a que usted me cure de esta incesante transpiración” El anciano insistió: “Si usted no tiene una finalidad en la vida, no lo puedo curar”… Había tal claridad, tal bondad, tal desprendimiento en ese ser, que estuve a punto de llorar. Me oí responder: “Mi verdadera finalidad no es triunfar en el arte, sino en mí mismo: quiero llegar a crearme un alma, quiero obtener la conciencia suprema” ¿Para qué?” Me interrogó sonriendo. “Para transmitirla. Nada para mí que no sea para los otros”
Solo entonces accedió a tomarme el pulso, a darme una lista de plantas chinas, frutas secas y semillas, que tuve que comprar en la farmacia del barrio. Debía dejarlas hervir y luego beber la infusión. Cesé de transpirar, cesaron mis angustias, supe que desde ese momento trataría de llegar a un arte capaz de curar.
Si el mundo va mal, no solo debemos hacer un arte que cure, sino también negocios que curen, edificios que curen, políticas que curen, periódicos que curen, filosofías que curen…
Mi finalidad temporal debe sumirse en la finalidad general, la de la raza humana. Conoceremos todo el Universo, Viviremos tantos años como vive el Universo. Nos convertiremos en la conciencia de Universo. Lo mejoraremos…
Alejandro Jodorowsky”
La brújula interior.
A Rovira Celma
Mejorar el mundo es una idea que anida en muchos de nosotros. Solemos escuchar y escucharnos diciendo que queremos el mayor bien para la humanidad, queremos contribuir a que haya paz en el mundo, que los niños crezcan con aquello que necesitan,
Queremos que el amor… queremos que la vida…
Estar conscientes del significado personal que damos a estas palabras, de lo que estamos dispuestas/os a hacer, de cual es nuestro propósito o finalidad en la vida … tal vez, sea nuestra gran posibilidad de crecer como seres humanos … ¿Qué crees al respecto? ¿Es posible mejorar el mundo? ¿Estás dispuesto a hacer algo para lograrlo?
La respuesta está en ti.
Luisa Cordeiro